Es difícil desconectar el
pensamiento y la atención a muchísimos estímulos que está recibiendo constantemente
y sin descanso. Nuestra mente trabaja a un nivel muy alto y muchas veces le
exigimos más de lo que puede rendir o por un tiempo más prolongado de lo
adecuado. O más bien, no le damos un espacio de descanso. Al igual que el cuerpo se cansa luego de un entrenamiento y le debes dar un tiempo de recuperación, la
mente necesita lo mismo.
Una de las desventajas de este
tipo de funcionamiento frenético que aplicamos con nuestra mente y sus
procesos; pensamientos, memoria, atención, razonamiento, etc., es creer que
cuando hacemos muchas cosas al mismo tiempo y llevar estas capacidades al
máximo estamos utilizando bien el tiempo y nos sentimos “útiles”. En los
momentos en que bajamos el rítmo, y descansamos un poco, nos sentimos “perdiendo
el tiempo”, pensamos en que deberíamos estar haciendo algo productivo.
Además de pretender hacerlo todo
bien y hacer muchas cosas a la vez, también nos exigimos y exigimos a los demás
y a las circunstancias que todo sea en el momento; no hay tiempo para esperar,
si se obtiene o se realiza algo lo más pronto posible se tiende a creer que es la forma ideal de hacerlo. La capacidad
de paciencia se ha perdido y en su ausencia se ha adoptado la prisa y una
necesidad de inmediatez.
Todo esto puedes llevarlo al
campo, al entrenamiento y a los partidos. Las exigencias están por las nubes,
al igual que las expectativas, por lo que un simple fallo puede provocar grandes
consecuencias negativas a nivel mental, lo cual termina influenciando el
rendimiento físico.
El aquí y ahora lo podemos usar a
nuestro favor, comenzando por dar un espacio y tiempo a nuestra mente para
descansar y no pensar en lo que “debería” estar haciendo, en lo que haré luego
y en los fallos que cometí anteriormente. Busca una
actividad relajante o placentera y presta atención sólo a eso, si tu mente vuelve a las
preocupaciones, pasadas o futuras, voluntariamente ponla en el momento
presente (Mindfulness).
Este ejercicio lo puedes poner en practica cada vez que consideres que sea necesario, no sólo realizando una actividad relajante, sino día a día y en cada momento en que tu pensamiento se concentren en los errores cometidos o la proxima competencia o rival.
Este ejercicio lo puedes poner en practica cada vez que consideres que sea necesario, no sólo realizando una actividad relajante, sino día a día y en cada momento en que tu pensamiento se concentren en los errores cometidos o la proxima competencia o rival.
Con respecto a los fallos, es recomendable
que las exigencias y expectativas estén reguladas a un nivel que no sea
perjudicial, por el contrario, que sea una cuota que ayude a mejorar y no
frustrar y afectar las ejecuciones físicas y técnicas en las prácticas o
competencias.
Una de las cosas que debes tener
clara es que no siempre todo resultará como lo deseas, ya sea por factores
externos o internos, personales o debido a otros, ten presente que la situación puede cambiar.
Por lo tanto, es bueno estar preparado para dar lo mejor de ti ante cualquier escenario.
Si ocurre un fallo, no culpar, buscar excusas o quejarse al respecto (Triangulo
de la Muerte por Mar Rovira), simplemente asumir que es parte del proceso de todo deportista y seguir adelante.
Es normal, tener miedo a fallar o
desempeñarse mal, especialmente durante una competencia o partido importante, pero si
pensamos en que no nos podemos permitir un error en nuestro desempeño es agregarnos
una gran presión, sumada a la que de por sí genera este evento.
Es beneficioso comprender que los
errores son parte de la línea de aprendizaje. Si no nos caemos muchas veces
antes de dar nuestros primeros pasos no sabríamos utilizar nuestros pies de forma
correcta y no lograríamos aprender a caminar, saltar o correr. Los fallos, incluso esos
que cometemos en los momentos importantes, nos pueden llevar a desempeñarnos mejor en una futura ocasión. Por
esto, nunca te arrepientas de haber cometido un error, es lo que te ha hecho el
que eres hoy y el que puedes ser mañana.
La próxima vez que cometas un
error y te veas a ti mismo inculpándote, enfadándote más de la cuenta u otorgándole
más tiempo del que debe a los malos sentimientos y pensamientos que provoca,
detente, piensa analíticamente cual fue el error y en tu mente instala esto
como una oportunidad para hacerlo mejor la próxima vez.
Si estos pensamientos negativos persisten puedes aplicar el mismo
ejercicio. Si te ves a ti mismo, exigiéndote más de lo que crees que es
necesario o en un tiempo más rápido de lo que tu cuerpo, mente y rendimiento te
está pidiendo. Piensa simplemente en el ejercicio que estás realizando, conéctate
con eso. Deja los pensamientos, exigencias, “debería” a un lado y concéntrate
en el momento, sin importar cuantas veces tienes que repetir el ejercicio
físico o este consejo mental de volver a poner tu atención en el aqui y en el ahora.
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