sábado, 1 de agosto de 2015

Futbolistas exitosos, ¿sólo esfuerzo o implicancia de la genética?

En diversas competiciones atléticas a nivel profesional, se puede observar que, dependiendo del deporte practicado, la constitución física de los atletas variará en diferencias de masa muscular o “tipos de cuerpos”. Por ejemplo, deportes que exigen recorridos de alta velocidad a menor distancia se requiere mayor masa muscular y viceversa.

Estas diferencias dependen del tipo de deporte practicado, pero también de otros factores, y no hablo sólo del entrenamiento y esfuerzo propio del atleta, por lo contrario, de algo más.
Gracias a los avances en tecnología y las ciencias aplicadas se ha logrado estudiar con mayor eficacia y profundidad cuáles son los factores genéticos que influyen en un mejor rendimiento en los deportistas, y esta influencia hereditaria se aprecia con mayor evidencia en los atletas de alto rendimiento (revistagenetica.com).

El alfabeto genético humano es gigantesco, cada una de las células del cuerpo contiene unos veintitrés mil genes. La genética expresa las condiciones físicas de cada individuo, estos rasgos son hereditarios, y dependen de los genes que hemos recibido de nuestros padres.

Se ha descubierto que rasgos como la fuerza física, la resistencia, la coordinación, la velocidad, entre otras capacidades, tienen dependencia de dicha composición genética para alcanzar el éxito como deportista de alto rendimiento. De las tres mil millones de letras que componen nuestro código genético, hay tres millones de combinaciones posibles distintas, que generan diferentes características físicas y mentales.


A través de una prueba genética es posible descubrir la combinación ACTN3 de cada persona, esto indica la predisposición muscular que la persona posee. Para realizar esto solo hace falta una muestra del ADN de la persona (saliva, sangre, etc.). 



¿Qué es el gen ACTN3?


El gen ACTN3, localizado en el brazo largo del cromosoma 11, es el encargado de sinterizar una proteína intramuscular (α-actinina-3) que ayuda a la contracción muscular. En otras palabras, tiene una función estructural que confiere a los elementos contráctiles una mayor estabilidad, la cual justificaría una mayor capacidad de transmisión de fuerzas.

Sin embargo, esta proteína no está presente en todos los seres humanos debido a una mutación en el gen ACTN3, como consecuencias variables, aparecen dos alelos (R-R y R-X) que permiten sintetizar, o no, la proteína α-actinina-3. La combinación especifica de este gen determinará un tipo especial de músculo o, mejor dicho, la ausencia de la proteína intramuscular que tendrá su incidencia en la musculatura del individuo. Para entenderlo mejor, es necesario comprender que existen dos escrituras diferentes para el ACTN3, los científicos los denominan R y X, uno obtiene una copia de este gen ACTN3 de la madre y otro del padre.

Existen tres combinaciones posibles; R-R, X-X o R-X. Sólo el tipo X-X hace que tengas menos posibilidades de ser un velocista, factor sumamente necesario en la práctica del fútbol profesional, ya que este genotipo elimina la proteína del musculo, lo que dificulta la contracción muscular, por lo tanto, su desarrollo no es óptimo para este deporte.

En lo ideal, un atleta de alto rendimiento en el fútbol necesitaría tener una combinación R-R o en su defecto R-X en su gen ACTN3 para sobresalir en la práctica en las altas exigencias físicas, como es lo que ocurre en el fútbol moderno, que obliga a poseer una gran explosividad en fuerza y velocidad para poder correr grandes tramos dentro del terreno de juego en una cantidad mínima de tiempo.
Para entender mejor funcionamiento de nuestro cuerpo, la expresión del gen ACTN3 y sobre todo de los requisitos físicos de los deportistas, es importante aclarar cómo está compuesta la musculatura, para eso es fundamental saber qué son las fibras musculares; éstas son células que conformar nuestros músculos, y están compuesta a su vez por unidades que tienen la capacidad de contraerse que se denominan miofibrillas.

Existen tres tipos de músculos en nuestro cuerpo, dos de ellos corresponden a músculos de contracción involuntaria, como por ejemplo los que forman y hacen funcionar los órganos internos como el corazón.

El tercer tipo de músculo es el esquelético, el cual corresponde a diferencia de los otros dos, a una contracción voluntaria, en simples palabras, aquellos que se pueden contraer a voluntad. Éstos se agarran mediante los tendones a los huesos de forma que al producirse la contracción se genera movimiento o simplemente un mantenimiento de nuestra postura.

También es relevante dejar en claro que existen dos grandes grupos de fibras musculares esqueléticas. Las fibras tipo I, llamadas también fibras de contracción lenta o fibras rojas, y las fibras de tipo II (A y B), que son fibras de contracción rápida o fibras blancas.

Las fibras de tipo I funcionan principalmente en la respiración celular, utilizando grandes cantidades de oxígeno, a consecuencia de esto, se posee una gran resistencia a la fatiga, pero a su vez una menor fuerza debido a que la contracción es más lenta. Por lo tanto, estas fibras soportan un esfuerzo físico de larga duración como las carreras de larga distancia.

Las fibras de tipo IIA se asemejan a las de tipo I, y las IIB son de mayor envergadura, ya que contiene miofibrillas densas, grandes reservas de glucógeno, y escaso número de mitocondrias. Los músculos dominados por estas fibras producen contracciones rápidas y potentes, es decir, tienen un potencial de crecimiento mayor, y al desarrollarlas se producirá un aumento de nuestra masa muscular. Sin embargo, son las que se fatigan antes, debido a que sus contracciones requieren uso de ATP en cantidades masivas, pudiendo realizar esfuerzos mayores durante un periodo corto de tiempo. Estas fibras, por lo tanto, soportan ejercicios intensos en cortos periodos de tiempo.

Si se analiza el rendimiento de un futbolista en un partido de fútbol es posible apreciar que el ejercicio realizado por éstos atletas es una mezcla de ambos tipos de esfuerzo muscular. Por una parte, deben poseer resistencia para correr durante todo el partido y a su vez se requiere de una gran fuerza en la musculatura del tren inferior, para tener esa capacidad explosiva para cambiar de ritmos y direcciones dentro del trayectos recorridos en el terreno de juego, saltar o patear fuerte la pelota.


Sin embargo, las investigaciones han demostrado que en el caso de los futbolistas es beneficioso poseer la combinación R-R o R-X (porque fenotípicamente se expresa el gen R, el cual es el dominante) para obtener un mejor rendimiento profesional en este deporte (Documental La Ciencia del Fútbol de Discovery Channel, 2011), en otras palabras, son requeridas aquellas fibras musculares rápidas y que son asociados a deportes de potencia y velocidad.




Muchos entrenadores piensan que la resistencia es la clave del éxito en el fútbol, pero las investigaciones actuales han demostrado que no es el factor más importante. La fuerza y la potencia son los factores en los que debe enfocarse el entrenador de un equipo de fútbol. En donde entra en juego la combinación R-R o R-X en el gen ACTN3.

Este factor genético toma incluso mayor relevancia si consideramos los cambios que ha sufrido este deporte a través de los años, sobre todo en cuanto a los deportistas profesionales que lo practican.

Es evidente que hoy en día los futbolistas profesionales son mejores atletas que los futbolistas de hace 30 o 40 años atrás. El fútbol ha cambiado, y en la actualidad es un deporte que exige física y psicologicamente mucho más a los deportistas. En el plano físico se les exige a los atletas ser más fuertes, más rápidos, con mejor capacidad de reacción y coordinación, dicho de otro modo, debes estar mejor preparados corporalmente.

Por lo cual es posible concluir que, si bien es muy importante el entrenamiento físico, las horas de práctica del deporte, los factores psicológicos como la motivación, determinación, tolerancia de la frustración, etc., también existe un factor genético que indiscutiblemente tiene un efecto importante en el rendimiento de futbolista profesional.


Existe una importante correlación entre la composición genética y capacidad física ideales para el fútbol, por lo que es irrefutable que hay un componente innato de mucha relevancia para lograr alcanzar el éxito en el mundo deportivo del fútbol de élite. Es importante olvidar que no es el único factor influyente, es un ingrediente más en la receta para ser un excelente futbolista. 



(Este articulo es una recopilación de información de distintas fuentes y medios, tanto escritos como audiovisuales.)

Fuentes:
- http://revistageneticamedica.com/2015/01/26/el-caso-del-gen-actn3-cuando-la-perdida-funcional-de-un-gen-puede-suponer-una-ganancia-evolutiva/
- Programa Ciencia del Campeón de Discovery Channel año 2011.
-https://grutametabolica.wordpress.com/2014/12/20/rendimiento-deportivo-determinado-por-la-genetica-realidad-o-ficcion/


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